sábado, 13 de agosto de 2011

Váyanse de vacaciones para que el paciente se recupere


Con estas palabras, el Doctor Manuel Ayau Cordón invitó a los agentes gubernamentales del mundo a procurar el bienestar de la sociedad. Hoy estamos a un año del deceso de uno de los mentores de la Universidad de Occidente y a quien recordamos cariñosamente en la Extensión de Huehuetenango. De hecho, sus enseñanzas constituyen uno de los ejes fundamentales de nuestros pioneros programas doctorales.

Sus letras, a pesar de haber sido plasmadas hace muchos años, como dice el libro que contiene una compilación de muchos de sus artículos por el Lic. Juan Carlos Simons y publicado por la Universidad Francisco Marroquín, Sentido Común: 50 Años de Congruencia Liberal, cobran vigencia hoy más que nunca. Ahora, semana en que por fin, se ha derrumbado el mito contenido en los contemporáneos libros de finanzas, que afirma que la inversión en bonos del tesoro de los Estados Unidos es libre de riesgo, conmoción mundial.

Preferiré en esta ocasión, reproducir textualmente uno de los brillantes artículos del Doctor Ayau, publicado en Prensa Libre el 29 de julio del 2002. Ojalá, muchos de los funcionarios de los gobiernos de los países, hagan acopio de estos consejos, para bien de sus naciones y modificar un poco el escenario de sus enemistades políticas.

“De una recesión a una depresión.
Prensa Libre, 29 de julio del 2002.


La operación fue un éxito. Lamentablemente, el paciente murió. La macroeconomía está bien. Lamentablemente, la gente está peor. Y si acaso falta algo para matar la economía, se habla de subir los impuestos, las tasas de interés y de establecer nuevas burocracias con autoridad discrecional, que aumentarán la corrupción.

La cultura económica que sigue predominando en los círculos nacionales e internacionales (FMI y Banco Mundial) no se ha despojado de los lastres conceptuales que consideran al Gobierno como el factor principal del desarrollo, manipulando la masa monetaria, las tasas de interés y de cambio, y desviando recursos de unas actividades a otras, mediante ocurrencias de fomento.

Quienes se educaron bajo el influyo de Keynes gustan de influir en la economía controlando la demanda, a través del medio circulante y de las tasas de interés. Si todos los precios están subiendo, consideran correctamente que el medio circulante es excesivo respecto a la oferta de bienes y servicios, pero el Gobierno, en vez de recomendar que se eliminen los obstáculos que desincentivan la oferta de bienes y servicios (la producción), disminuyen el medio circulante para reducir la demanda. La macroeconomía, bien gracias; y el pueblo más pobre.

El equilibrio macroeconómico se puede lograr de dos formas: aumentando la oferta de bienes y servicios (supply side economics) o reduciendo la masa monetaria (demand side economics). La primera solución es enriquecedora. la meta debe ser producir más y más eficientemente, pues en última instancia el problema que a todos preocupa es la pobreza; no se necesita ser sabio para saber que nuestras carencias se debe a que producimos poco. Es ahí donde debe ponerse la mayor atención.

La baja producción, no es el resultado de siniestras fuerzas ocultas de la naturaleza, sino de los múltiples obstáculos que, con una pretensión de conocimiento injustificado, se han establecido. (Ver, por ejemplo, el proyecto de ley “para la defensa de la competencia”… suena bien, ¿no?), o de las nuevas leyes propuestas, que sufrirán todos los que traten de producir cualquier cosa. Y si para equilibrar la macroeconomía, encima se aumenta el costo del crédito (los intereses) y el costo de tener gobierno (los impuestos), reduciremos aún más la producción. A medida que la producción disminuya, la situación tenderá a agravarse y nuevamente se recurrirá a medidas monetarias más restrictivas, disminuyendo más todavía la producción, hasta llegar al fondo del barril, como en Argentina. Esa es la manera de pasar de una recesión a una depresión.

Lo que en todas partes ha resultado ser una medida contraindicada es el fuerte y brusco cambio de masa monetaria, cosa que agrega otro factor de incertidumbre. La cantidad de moneda en circulación debe mantenerse estable, no reducirla ni aumentarla frecuentemente, por motivos como “proteger” la tasa de cambio. Al fin y al cabo, la economía –y la tasa de cambio- se ajusta a la cantidad de moneda en circulación, y poco se puede adivinar sobre las sorpresas subsiguientes en la economía real, cada vez que se la “ajuste”. Las tasas no deben ser manipuladas y distorsionadas por la Junta Monetaria, en la ingenua pretensión de saber más que el mercado.

Lo importante es el bienestar de la población; el equilibrio macroeconómico no necesariamente lo refleja. Frecuentemente está plagado de errores y no incluye la vasta economía informal. Sin la interferencia del Gobierno, la economía siempre tenderá a estar –aunque nunca esté- en equilibrio.

No se preocupen por favor. Váyanse de vacaciones para que el paciente se recupere.”
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**Fuente: Universidad Francisco Marroquín (2011). Sentido común: 50 años de congruencia liberal (1ª. ed) Guatemala: Ayau, Manuel F. Compilador Juan Carlos Simons S. (pp. 224-226).

Reitero a todos los profesionales la invitación a inscribirse en los programas doctorales que ofrece la Extensión de Huehuetenango de la Universidad de Occidente de Guatemala. Iniciamos el 24 de septiembre de 2011.

Edwin Rocael Cardona Ambrosio.
Huehuetenango, 13 de agosto de 2011.