jueves, 26 de abril de 2018

De Nicaragua, un aprendizaje de 39 años.


La experiencia de Nicaragua brinda al mundo la lección, que mediante la política gubernamental, lo único que se logra al apoyar a una persona, grupo o partido, es el otorgamiento de privilegios para ellos, a costa de la gente. La argumentación del cambio de sistemas y lucha a favor del pueblo o para los pobres,  es el discurso que se esgrime para convencer a las personas para lograr el apoyo y acceder al poder y conservarlo.

Una vez ahí, los roles cambian, dado que como lo comprueba la Ciencia Política,  el ser humano, cuando tiene poder, se vuelve abusivo y procede a ejercer dicha potestad, apropiándose de los recursos colectivos, reprime a los opositores y si es posible, acude  a su eliminación física.

Al respecto, la experiencia indica que no importa si se trata de regímenes de izquierda, centro o derecha.  Dado que tras la retórica, lo que realmente subsiste y es común a todos,  es el apetito insaciable por el enriquecimiento súbito, para conservar  y aumentar los abundantes recursos económicos, si se pertenece al grupo que ha venido gobernando o para pasar a formar parte del grupo contra el cual se ha luchado y tornarse también en disfrutante de los copiosos recursos e integrar así, la clase a la cual se alude como "la clase poderosa de la nación".

Todos los países de La Tierra, hemos experimentado este fenómeno a lo largo de los siglos.  Sin embargo, pareciera que los seres humanos no queremos sacar provecho de la lección y vamos día con día, a repetir la misma experiencia.

El caso de Nicaragua, para quien suscribe estas reflexiones, ha sido apasionante,  dado que desde los años 70's, época de la infancia, se le ha dado seguimiento a la experiencia.  Desde el momento de la represión que sufrían en la época del “somocismo”, su proceso de guerra revolucionaria “sandinista” y la asunción de sus líderes al poder, con la promesa a la gente, de una sociedad más justa, la solución a la pobreza y el desaparecimiento de los privilegios, pasando por diferentes momentos,  hasta los tiempos actuales.

Más tardaron en asumir los revolucionarios del sandinismo, que empezarse a pelear por los privilegios y tratar de eliminarse físicamente entre ellos, generándose conceptos como “la contra y la recontra”, pasando por diferentes épocas a lo largo de estas casi cuatro décadas, donde los resultados evidencian que a la larga, todo llegó a la misma cosa o quizás peor.

Hoy, los mismos que lucharon por derribar la represión violenta y sistemática en contra de la gente, son quienes implementan las mismas medidas que criticaron y contra las cuales combatieron.  La realidad demuestra, que todo fue una ilusión. Fue algo irrealizable y  paradójico. Salió más caro el caldo, que los frijoles. Los gobernantes jamás desean ser sujetos de control y de límites. Mientras la gente, cual juvenil recental, pugna por sacudirse de las espaldas, ese molesto jinete opresivo.

El mundo reconoce, aunque sea de forma lenta y gradual, que la solución a los problemas sociales, no se encuentra por el lado gubernamental, por el lado político partidario, por el lado de la fricción y la controversia,  de la intriga, la calumnia, el latrocinio y hasta el homicidio, buscando líderes o encomendando la vida a "santos que no hacen milagros".

La solución a nuestra problemática radica únicamente, en la producción de cada uno de nosotros.  En el ámbito donde cada quien  deposite su vida y su destino, en sus propias manos y no en las manos y capacidades ajenas.  Donde cada ser humano contribuya con sus semejantes, poniendo al servicio de todos, sus habilidades, destrezas y conocimiento, intercambiando con los demás, el fruto de su esfuerzo e ingenio, en forma pacífica, libre y voluntaria, respetando la propiedad privada de su prójimo. Una convivencia basada en el amor.

Deje el ciudadano, que los buscadores de privilegios al amparo de los gobiernos locales, nacionales o internacionales, llámese corporaciones, organizaciones, sindicatos, asociaciones y demás figuras creadas con los más ingeniosos nombres, se despedacen entre ellos, porque los de un grupo dicen que "ellos son los buenos y los otros, son los malos" y a la inversa, cuando a la larga, todos resultan siendo "lobos de la misma loma".

Este lindo país, de gente tan preciosa, es uno de los que he obtenido personalmente, mediante detenida observación a lo largo de las décadas, una rica lección de vida, para documentar. De Nicaragua, un aprendizaje de 39 años.

Edwin Rocael Cardona Ambrosio.
Huehuetenango, Guatemala. 26 de abril de 2018.

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