viernes, 29 de agosto de 2014

Error político expulsar a personas diferentes.

¡¡GRAVE ERROR POLITICO DEL ALCALDE de San Juan La Laguna, en el Departamento de Sololá, al azuzar a sus conciudadanos para expulsar a un grupo que le caía mal!! ¡Condenable acción de haber expulsado a un grupo de personas por diferencias religiosas! Una manifestación de los errores de la democracia, variedad de tiranía de las mayorías en contra de las minorías. La Constitución Política de la República de Guatemala, violentada en el artículo pétreo 140. Asimismo, el Consejo de Ancianos de San Juan La Laguna, en el Departamento de Sololá, se pasó por el arco del triunfo, toda la parte dogmática de la Carta Magna. Demostrado también que cualquier ser humano con sentimiento de inferioridad, sin importar a qué grupo étnico pertenezca o en qué región del mundo resida, propende a ejercer discriminación.

Es el desamor el causante del sufrimiento en las naciones de la tierra. Baste recordar que el proceso de conquista española se facilitó, precisamente por las discriminaciones mutuas, debidas a la rica variedad multiétnica existente en la Guatemala precolombina y el ansia de cada pueblo de envidiar al pueblo vecino y ambicionar quedarse con sus riquezas -codicia, natural en los seres humanos-.

Guatemala reaparece ahora en el escenario mundial, como un país donde reina la intolerancia hacia los inmigrantes; donde la gente no evidencia el mínimo respeto a los más elementales derechos individuales del ser humano.

¿De dónde se va a tener la fuerza moral para solicitar solidaridad para nuestros paisanos guatemaltecos en otros países del orbe? Disculpen amigos, pero no sólo estamos pasando en Guatemala por tan graves limitaciones económicas, conflictividad política y un alto nivel de delincuencia, atinente a tan amplio espectro de acción del gobierno estatal y municipal, interferiendo las libres actividades sociales, desviando la riqueza de las mayorías hacia las bolsas de unos pocos y ahora, un ingrediente más al caldo. ¿De dónde vamos a salir los guatemaltecos adelante, si no comprendemos que para generar riqueza y salir de nuestro estado natural de pobreza, es necesaria la cooperación pacífica entre pueblos, donde nuestras diferencias son las que precisamente nos enriquecen y permiten el pleno desarrollo de nuestras potencialidades?

Para el caso de los habitantes de San Juan La Laguna, lamentablemente, una pobreza más aguda les espera, pues no será precisamente un atractivo para el resto de la sociedad mundial acercarse a desarrollar procesos de intercambio con "esa gente" y, en tal sentido, es lastimoso, dado que en estos casos se tiende a generalizar y habrá muchas personas que jamás estuvieron involucradas en estas decisiones colectivas, que pagarán injustamente con pobreza y con vergüenza, la maldición de vivir entre intolerantes, racistas, incapaces de controlar sus emociones y su sentimiento de envidia y a saber qué más pulsiones.

No será precisamente un orgullo el confesarse originario y/o vecino de San Juan La Laguna; herencia maldita legada por esta generación de sanjuaneros a las inocentes cuatro generaciones subsiguientes.

Finalizo recitando el título de un artículo que publiqué anteriormente.

"En el mundo, no existen personas ni razas superiores e inferiores, solamente personas diferentes".
Edwin Rocael Cardona Ambrosio. 
Huehuetenango, 29 de agosto de 2014.

miércoles, 27 de agosto de 2014

¡¡Mataron a mi amigo..., EL PASTOR!!


¡¡DICE QUE LE DIERON BOCADO -veneno- A MI AMIGO..., EL PASTOR!! ¡¡Qué triste!! ¿¡¡Hasta dónde llega el odio de las personas!!? 
El animalito siempre estaba hasta el tercer nivel y solamente salía a ladrarme y yo le silbaba para que saliera. Tan malvados; ¿Qué daño hacía el pobre animalito..., EL PASTOR? Nunca salió al primer nivel; jamás pudo haber mordido a nadie.

Anoche, al salir de la universidad, pasé silbándole como siempre..., no salió. Pensé que estaba enfermo, pues acostumbrado que estaba a mi silbido por años, a veces no salía a cumplir con su cometido, ladrarme y anunciar que yo estaba pasando, aunque cuando se enfermaba, tampoco estaba interesado en estar proclamando anuncios. Me ponía yo contento cuando ladraba, señal inequívoca que estaba de salud pletórico. Esperaré oir de vez en cuando, los latidos de su fantasma, especialmente cuando pase por la noche, lo cual escucharé con alegría: señal que su alma estará jubilosa. 
Talvez, de vez en cuando, le pase silbando. Ha sido una amistad de años entre humano y bestia.
Dicen que las bestias no tienen alma, pues son desalmadas, son bestias. Yo pienso que talvez no, que sí tienen alma, porque aman, porque son nobles, porque cumplen fielmente con su misión de despertar ternura en su ferocidad, tal cual era EL PASTOR. 
Estas inocentes criaturas, nuestros hermanos, porque compartimos el privilegio de LA CREACIÓN, considero que sí tienen asegurado el cielo: ¿pues qué daño pudo hacer EL PASTOR, hasta allá en el tercer nivel, en la terraza de su casa?
Que en paz descanse nuestro fiel amigo..., EL PASTOR. Lo que sí es cierto es que ESTOY MUY TRISTE, por el destino final de nuestro amigo en este mundo. Unas lágrimas y un nudo en la garganta por la muerte de mi amiguito, EL PASTOR. 
Y estoy llorando acá en mi oficina, solito; talvez no por EL PASTOR, o talvez sí por él. Con su muerte se manifiesta tanto odio en el corazón de seres humanos, que hasta se tomaron el esfuerzo de lanzar algo envenenado hasta más de ocho metros de altura, para ensañarse con animal indefenso. ¡Hasta dónde puede llegar el humano de envidiar la felicidad de un animal! 
Precisamente, anoche coloqué un post relacionado con la envidia  FaceBook, basado en la afirmación de José Ingenieros:  "El envidioso es la única víctima de su propio veneno; la envidia le devora como el cáncer a la víscera; le ahoga como la hiedra a la encina".

Que Dios se apiade del corazón y el alma de las personas que envenenaron a nuestro amigo. No sabemos qué sufrimientos padecen sus corazones, que decidieron mitigar un poco su propio infierno interior, quitándole la vida a un animal indefenso. 
Para mientras, premio dieron a nuestro noble amigo, quien ahora descansa en un prado verde con margaritas, en los Jardines del Señor.
(Aclaro, EL PASTOR, no era mi perro, era perro de mis vecinos, la familia de Don Ferdy Sáenz, pero fuimos buenos amigos, yo desde la calle, él, desde su terraza allá en las alturas).

Edwin Rocael Cardona Ambrosio.
Huehuetenango, 27 de agosto de 2014.