lunes, 10 de junio de 2013

Don Vitalino Hernández y sus chuchos.

No obstante que conserva su cabello negrísimo, ya es mayor.
Lo conozco desde su juventud,
dedicado a la ganadería durante el día
y al sector transportista de carga durante la noche.

Salía al amanecer con sus vacas y sus perros pastores,
"huehuetecan pitbull" casi todos,
de una casa en la Colonia Panamá,
a tres cuadras del río de Minerva.

Regresaba por la tarde chuchos en ristre,
para darse luego una frugal cena,
de caldo de frijoles y tortillas recién salidas del comal,
con una taza de café con pan de El Terrero y salir.

Decían: "- Son las ocho menos cuarto de la noche,
porque ya Vitalino va con su carreta
a esperar que entre la Rápidos de las ocho".
Nadie necesitaba reloj para saber esa hora.

Sus pastores de aquel tiempo muerto han;
no le ha sido dado al perro vivir por más de 14 años,
pues son de 7 a 8 años de gente la vida de chucho,
haga cuentas de la edad perruna de usted.

Mas consigue su reemplazo con nuevos ejemplares,
parecidos pero jamás iguales,
pues los chuchos son como los humanos,
individuales e irrepetibles, únicos, aunque son gemelos.

Don Vitalino no lo sabe, sus chuchos son altamente peligrosos,
el Decreto 22-2003 así lo expresa en su artículo 8,
"pues han tenido episodios de agresiones a personas u otros perros";
sus fieles acompañantes de esa madrugada, lo sospechan menos.

Los chuchos de Don Vitalino no tienen zapatos como ven ustedes,
apenas comerán alguno que otro desperdicio,
de adorno sus marcadas costillas y
orejas que hacen juego con el sombrero del dueño,
¡qué van a saber todo ellos de leyes!

Mucho menos imaginan su alcurnia,
pues raza es catalogada por ley "el dogo guatemalteco",
del cual desciende en directa y primera línea el "pitbull huehueteco",
según se contempla en las literales a) y b) del artículo 6 de esa ley.

Por la degeneración de los caracteres, dice el 7,
“propios de cada raza derivados de condiciones
propias de la región o de una mala reproducción”,
sigue, declaraciones de razas son "enunciativas y no limitativas".
¡Habrase visto genialidad sin par para incluir cualquier chucho!

Pero allí está Don Vitalino con ese chucho negro
que me miraba con duda y talvez pensaba –pensamiento de chucho-:
"-le ladro o no le ladro, lo muerdo o no lo muerdo",
mas por eso el chucho no puede calificarse de ladrón ni mordelón.

Singulares guardaespaldas acompañan a Don Vitalino, vea la foto:
uno con uniforme negro y otro con uniforme kaki,
colores relacionados con la seguridad,
fidelizados por el cariño de su amo y su sartén de tortilla hervida con huesos.

Me recordé de uno que dice trabajar en el Congreso,
con dos o tres guardaespaldas que por su pisto le aprecian,
pero según dicen ellos en secreto, por hueco le desprecian;
talvez no, algo debe, por eso teme, ha de ser eso.
Asuntos del manejo de lealtad y fidelidad por chuchos.

No es raro que los chuchos no entiendan a los chuchos.

¿De dónde va ir a traer Don Vitalino los 100 mil de seguro del artículo 11?
¿Y las escrituraciones para registrar a sus chuchos después del mes 18?
Pues si años perrunos, registrarse y licenciarse ha a los 12 años de gente,
de lo contrario, veterinario colegiado activo le dará "guacamol",
con garantía de sin dolor ni sufrimiento. ¡Qué piadosos!



Ya los ingenieros de la Universidad de Occidente Extensión Huehuetenango,
se afanan en el diseño de particular microchip,
con Global Positioning System o como se oye "jepeese",
para saber si el tenedor lo usa de compañía, seguridad o de Pastor.

Así con esa ley acabarán con tanto chucho que en el país hay,
pues sabido es y así se reconoce, que existen más chuchos que gente.
Hay vecindarios plagados de ellos, los hay en los mercados, en las cantinas;
además los callejeros y dicen que ahora hasta abundan en las iglesias.


Sonrisa cuando se escucha “ese por el hueso está chucho”,
otros son muy chuchos a la hora de estar mordiendo,
Afirman otros que los que tales ocurrencias leguleyas
formulan, aprueban, discuten y sancionan, son rechuchos.

Lo que sí, en la foto se evidencia es que Don Vitalino para nada es chucho,
pues muy gente luce al lado de su encadenado par de amigos,
sin sospechar las consecuencias de la legislación de chuchos.
En estas tierras se reza “¡¡San Láaaazaroooo, amarrá tus chuuuchooos!!”.

Edwin Rocael Cardona Ambrosio.
Huehuetenango, 10 de junio de 2013.

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