sábado, 28 de abril de 2018

¡Se murió el chucho viejo de la jauría! (Relato)


Se murió el chucho viejo de la jauría.  Su raza era de cruce entre alano español´como el feroz Leoncico de Vasco Núñez de Balboa, que mató tanta gente en Panamá y con alguno que otro trancazo, que no pudo quitarse en el proceso de cruza con alguna que otra chuchita corriente de estas tierras, a lo largo del tiempo, cosa que se le notaba y ante la cual, gruñía al verse al espejo cuando de casualidad podía verse en él.

Era semejante chuchazo bien galán, de color entre amarillo y bermellón, bien bravo y gruñón.  No comía en tazón, pues no le sustentaba ya que no le gustaba comer tanteado. La gente decía que “se metía unas grandes hartadas”.  Ni modo, era chucho grande, por lo que en vez de tazón, le servían su comida en una gran cacerola.

De sus genes de alano que poseía, conservaba sus dotes de buen cazador de coches de monte y hasta derribaba venados, por lo que siempre conseguía buenas carnes y claro, se reservaba los mejores huesos y hasta territorio tenía y de ver lo listo que era, los chuchos de otros dueños se le empezaron a arrimar para participar de las cacerías, para hacer más copiosa y efectiva la faena.

Y vaya si no, buenas carnicerías hicieron los de esta jauría de chuchos de las más razas variadas. Galgos, dálmatas, rottweiler, doberman y alguno que otro mastín napolitano, ladrando al lado de dogos, chuchos “eléctricos” y chuchitas french poodle, chihuahuas y donde no faltó uno que otro, chuchito pekinés. Y es muy interesante admirar la jauría durante el  celo, donde no falta alguno que otro chucho “giotoso”, degustando de las delicias de alguna perrita cocker spaniel de las que llevan al salón de belleza canina.  Escandaloso para el humano, pero de lo más natural entre chuchos.

Pero el tiempo no perdona y no fue dado al perro vivir más de catorce años y con buena suerte, quince. El de nuestra historia, por ser chucho viejo, ya ladraba sentado, pero todavía gruñía fuerte y pelaba los dientes cuando alguno que otro pretendía acercarse a su cacerola.  La gente decía que éste, “era un chucho cabrón”. Y ahora…, se murió.

Resulta curioso observar la jauría; pues aunque animales, parecen gente.  Está aulla que aulla a su lado semejante chuchal.  Se ha ido el chucho viejo. Están tristes.  Es solamente una solemnidad de chuchos la despedida; pues los chuchos no tienen pasado, ni tiempo futuro. Sólo presente.

Se han unido a los aullidos de los miembros de esta jauría, los aullidos de chuchos de otras jaurías y con eso que algunos humanos acostumbran disfrazar a sus animales, algunos vienen disfrazados de Supermán, alguna chuchita anda por ahí con pañal y hasta me quedé fascinado cuando escuché un gran latido de un chucho con largo, negro gabán  con lacita violeta. ¡Mírese nomás semejante cosa! El disfraz, no les quita su esencia de chucho.

Pronto habrá para la jauría, día especial.  Se acerca batalla campal.  Peleadera de chuchos habrá, entre gruñidos, peladera de dientes, mordiscos, revolcones, tarascadas y entre las peleas, alguno que otro también irá a parar al cielo de chuchos. La naturaleza dispuso que en toda jauría, cada uno deba tener su lugar. Pelearán por el primer  puesto para las futuras carnicerías y el privilegio de quien lamerá las patas del dueño. Otros irán a rascar donde nuestro viejito can, enterró unos huesos con graso tuétano. Poco a poco, la jauría se reacomodará.

De la gran cacerola y tazones para comer, los trastos para cada uno son dignos de ver.  Ollas, sartenes, palanganas, escudillas y hasta una antigua bacinica de peltre se observa.  De las peleas, uno se servirá de la gran cacerola y otro comerá de la bacinica. Natural es de chuchos la pelea y al más feroz rendir pleitesía.  ¡Se murió el chucho viejo de la jauría!

Edwin Rocael Cardona Ambrosio.
Huehuetenango,  abril de 2018.

2 comentarios:

  1. No es un cuento como el de la caperucita roja, como comenta el autor. Daría bien para una revista un poquito colorada, pero que es ameno, es ameno, alguna semejanza tendrán los pobres chuchos con nosotros los humanos....

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