miércoles, 1 de mayo de 2019

A la mujer y producción de Barillas


¡Sií!, me enamoré de ella,
sus ojos eran luceros oscuros,
tan oscuros como las pepitas del cardamomo,
el cardamomo de mi Barillas,
que se produce desde el Ixcán
y se degusta en lejanas tierras,
¡desde el Irán hasta Pakistán!

¡Sií!, me enamoré de ella,
era radiantemente bella,
como la flor del café de mi Barillas,
del tono de sus frutos rojos
sus labios y sus mejillas,
el cafeto con su exquisito aroma
¡por todo el mundo se asoma!

¡Sií!, me enamoré de ella,
de la abundancia y dulzura de sus besos,
dulces como el jugo de caña de mi Barillas,
que del trapiche se lleva a los peroles,
para producir entre cantos las panelillas,
y tomar los tonos de sus cobrizos colores
¡para pintar la piel de la morena de mis amores!

¡Sií!, me enamoré de ella,
De la tersura y suavidad de su piel,
turgente y jugosa como las piñas de mi Barillas,
donde se mezcla el sabor ácido y dulce miel,
silvestres y cultivadas del tempestuoso Ixcán,
se visten los campos de verde esmeralda surcos,
¡deliciosa fruta, en los exóticos banquetes turcos!

¡Sií!, me enamoré de ella,
y desde los platanares de Chancolín le entoné mi canto,
un canto dulce como los plátanos de mi Barillas,
de pulpa rosada, como el color suave rosa de su cintura,
los naranjales matizan entre madrugadora neblina
a las riveras del Río Amelco de azul serpentina
¡de jugosas frutas, collares, adornan su hermosa figura!

¡Sií!, me enamoré de ella,
de su aroma barillense de manzana, durazno y ciruelo.
Recorrimos desde Nucá a El Quetzal por su fértil suelo.
Sus cachetitos eran manzanas de dulce sabor,
sus labios pulposos duraznos de espléndido olor,
y jugosos del mismo ciruelo su hermoso color,
¡Mujer de Barillas, dulzura de Dios, para tí, todo mi AMOR!

Edwin Rocael Cardona Ambrosio
Huehuetenango, 25 de abril de 2019

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